La defoliación de las vides en el área de los racimos es una práctica común en climas temperados y fríos, usualmente efectuada entre el cuajado y el cierre de los racimos para crear un microclima menos propenso a las enfermedades fúngicas y para mejorar la maduración de las uvas. Cuando se efectúa antes de la floración, la defoliación afecta al cuajado y es, por lo tanto, una efectiva herramienta para el control del rendimiento, reduciendo el largo proceso de aclareo manual de racimos; también mejora la estructura de las bayas y su composición (i.e. sólidos solubles totales [SST], acidez titulable [AT] y polifenoles) (VanderWeide et al., 2021). La presente prueba de cinco años sigue un estudio previo sobre la defoliación prefloral bajo condiciones ambientales idénticas (Verdenal et al., 2019) ; esta valida la sustentabilidad del deshoje prefloral moderado y su posible mecanización bajo condiciones climáticas suizas, usando un doble flujo de aire a baja presión.